¿Está preocupado por su privacidad? Debería estarlo. Con las actividades de seguimiento en línea, es muy difícil tener secretos.
Además de abrir la puerta a los ataques de ransomware, troyanos y phishing, los navegadores también ceden algunos de sus datos más privados: información de tarjetas de crédito, contraseñas, los sitios web que ha visitado, intereses personales, búsquedas y hábitos. Más adelante explicaremos cómo evitar todo esto, pero lo primero que debe plantearse es utilizar un navegador privado, aunque ello implique deshacerse del actual.
Cuando termine de leer este artículo, habrá aprendido varias cosas:
Un navegador de Internet o navegador web es el software que usa para acceder al correo electrónico, a sus páginas favoritas o a cualquier contenido en la red. Se trata de un programa ligero capaz de traducir el código que conforma las páginas web en texto, imágenes, vídeos o aplicaciones web que los humanos pueden entender y con los que pueden interactuar.
Todos los sistemas operativos cuentan con un navegador integrado propio, pero existen docenas de programas independientes disponibles para descargar gratuitamente.
Los navegadores web más conocidos son:
Fuente: https://www.w3counter.com/
Google y Mozilla llevan a cabo proyectos de navegadores de código abierto que permiten a los desarrolladores crear su propio software, de modo que se pueden encontrar muchas alternativas en la red. Incluso Opera se ha deshecho de su antiguo motor de renderizado propio para adoptar el de Chromium de Google. Comodo IceDragon y Waterfox se basan en Firefox.
Internet está lleno de misterios y las cookies son, probablemente, uno de los elementos más desconcertantes. ¿Son programas o son archivos? ¿Son buenas o malas? ¿Hay que bloquear los sitios web que las utilizan o no?
Las cookies son archivos de texto que contienen diversos datos acerca del navegador, la actividad web y el equipo. No pueden infectar el equipo con ningún virus. Lo cierto es que no hacen nada: solo permanecen en el equipo y guardan datos a los que el navegador puede acceder rápidamente, como la información de inicio de sesión, los sitios web visitados o la actividad web. Y esto no siempre es malo.
Por norma general, la función de las cookies es facilitar lo máximo posible el uso de Internet. Desempeñan su labor en segundo plano ayudando a las tiendas en línea a recordar lo que el usuario ha añadido al carro de la compra o guardando la información de inicio de sesión para que no tenga que escribirla cada vez que abra Facebook. ¡Esto es inofensivo!
Pero muchas de ellas utilizan también rastreadores que almacenan información sobre dónde ha estado y lo que ha buscado. Estas cookies ceden información privada, como sus intereses y preferencias, sus síntomas o inquietudes y hasta sus planes de futuro, como viajar o buscar otro trabajo.
Lo más importante es que toda esta información se puede emplear para mostrarle anuncios y mensajes de marketing específicos. Si no le gusta la idea de que anunciantes y comerciantes (o hasta el gobierno) recojan información sobre usted, le interesará saber más sobre qué cookies son buenas y cuáles son malas.
Pero... ¿quién le rastrea?
Si reside en la Unión Europea, probablemente sepa que la mayoría de los sitios web utilizan cookies gracias a la normativa en materia de cookies, que les exige obtener el consentimiento de los visitantes antes de almacenar estos archivos en sus dispositivos. Pero hay millones de usuarios en el mundo que ni siquiera saben que están siendo sometidos a un seguimiento.
Los investigadores de la Universidad de Washington hallaron que el 75 % de los sitios web más populares del mundo usan herramientas de rastreo. Cada sitio utiliza docenas de cookies propias y, además, varios rastreadores externos que recopilan constantemente información sobre usted. De hecho, otro estudio que ha publicado Mascherari Press ha determinado que cientos de sitios web populares están conectados a una infraestructura compleja denominada The Information-Tracking Superhighway (la autopista de rastreo de información), que permite a todos los rastreadores externos acceder libremente a cantidades ingentes de datos en la llamada autopista de la información.
Y ojo al dato: existen empresas que poseen una media de 3000 datos acerca de cada uno de los 350 millones de individuos que obran en su base de datos. ¿Qué saben de usted? Todo tipo de información, desde su ubicación, sus restaurantes favoritos, sus hábitos o los sitios web que visita hasta datos más personales, como información médica o calificaciones crediticias.
Las cookies constituyen un método de seguimiento de la actividad, pero, gracias a las huellas digitales en línea, los sitios web también pueden identificar a los usuarios. ¿Cómo? Recopilan información sobre el dispositivo, el sistema operativo, las fuentes, la resolución de pantalla, la profundidad de color, la zona horaria, la versión del navegador, los complementos y otras configuraciones (a saber, si bloquea las cookies o los anuncios).
Aparte de esto, las empresas de datos y los anunciantes que se esconden detrás de los sitios web rastrean su actividad. Saben qué artículos ha leído y cuáles se ha saltado, qué vídeos ha visto y cuáles ha parado a los 3 segundos, qué correos promocionales ha leído y cuáles ha enviado a la papelera sin siquiera abrirlos, qué temas le interesan, qué anuncios ha ocultado porque no le agradan, qué publicaciones de Facebook le han gustado o qué tuits ha retuiteado.
Parece inocuo. A nadie le importa que los anunciantes sepan el tipo de fuente que utiliza, ¿no? Error. Cuando se juntan, todos estos fragmentos de información conforman su huella digital única: una huella que permite a los sitios web identificarlo y mostrarle anuncios especialmente adaptados a sus gustos y necesidades.
Puede tomar muchas medidas con el fin de reducir la cantidad de información personal que expone todos los días, desde eliminar o desactivar las cookies hasta empezar a utilizar un navegador privado. Veamos cómo puede borrar sus huellas en la red.
Los sitios web necesitan cookies para que puedan verse y funcionar correctamente, y esto hace que ocultarse de los anunciantes sea bastante difícil. Podría desactivar las cookies y Flash, pero navegar por Internet no es muy divertido cuando tiene que iniciar sesión en todas las cuentas y en todas las páginas, no puede comprar porque los artículos no se guardan en el carro, no puede ver animaciones o el navegador se bloquea o deja de responder continuamente.
La opción más segura consiste en desactivar el seguimiento de terceros y borrar las cookies de forma periódica. Esto aumentará su nivel de privacidad en Internet sin suponer un obstáculo a la hora de comprar o navegar: nada cambiará en estos aspectos. Las cookies se guardan en el navegador web; hay que ir a la configuración de privacidad y mirar las opciones disponibles, que pueden variar de un navegador a otro.
La información de los siguientes vínculos detalla cómo gestionar las cookies y la configuración de privacidad en los 5 navegadores más conocidos:
Complementos, plugins, extensiones... Pueden llamarse de distintas formas, pero todos valen para lo mismo: mejorar la experiencia de navegación. Estos pequeños programas se instalan en el navegador para añadir nuevas funciones que este no es capaz de proporcionar por sí mismo.
Los complementos de privacidad se pueden utilizar para bloquear las cookies de seguimiento, los scripts y los anuncios en línea. Algunos de ellos se ejecutan en segundo plano, mientras que otros se deben activar, o incluso configurar, para que puedan funcionar. Los hay gratuitos y de pago, así que tómese su tiempo para investigar, consultar las calificaciones, las instrucciones y las opiniones de los usuarios antes de instalar nada.
También existe software antiseguimiento, como Avast AntiTrack Premium, que sirve para ver quiénes le rastrean y bloquearlos, enmascarar su huella digital y tener un control absoluto sobre todos sus navegadores por medio de varias características y configuraciones de privacidad. Estas aplicaciones suelen instalar una extensión en el navegador, pero se administran desde su propio panel de control.
Configurar el navegador puede ser complicado y, si no sabe lo que está haciendo, puede terminar por no poder abrir las páginas. Instalar demasiados complementos tampoco es buena idea porque pueden ralentizar mucho el equipo.
El auge de la tecnología de seguimiento ha motivado a los desarrolladores a crear sus propios navegadores con características y configuraciones de privacidad integradas que le permiten controlar la información que comparte, con quién la comparte y cómo.
El protocolo Tor (The Onion Router) se lanzó en 2002 como una de las primeras redes anónimas. El grupo responsable del proyecto Tor también ha desarrollado un navegador que, en lugar de conectarse directamente a los sitios web, atraviesa varios servidores que gestionan voluntarios y que están repartidos por todo el planeta. Estos servidores forman un entramado de túneles virtuales que garantizan la privacidad de sus actividades.
Tor viene con los ajustes de privacidad preconfigurados, es portátil y se puede ejecutar hasta en una unidad flash. Es totalmente gratis y está disponible para Windows, Mac, Linux y Android. Oculta el historial, las publicaciones en línea, los mensajes instantáneos y toda la comunicación que se transmite por la red. Aunque es más lento que otros navegadores, los activistas por la libertad en Internet lo recomiendan, e incluso los periodistas lo utilizan para contactar con fuentes que necesitan mantener la confidencialidad de sus actividades y su paradero, como los informantes de actividades ilícitas.
Pero existen docenas de navegadores privados gratuitos en la red (aparte de Tor, Epic y Comodo son los más famosos), muchos de ellos basados en el mismo marco en que se basan Chrome o Firefox.
Las VPN pueden ser aplicaciones independientes o extensiones de navegador, así como gratuitas o de pago. Además de protegerle en las redes wi-fi públicas mediante el cifrado de la conexión o ayudarle a eludir los bloqueos de contenido permitiéndole cambiar su ubicación, también esconden su dirección de protocolo de Internet (IP) eficazmente. De este modo, su actividad queda oculta a ojos del proveedor de servicios de Internet (ISP).
¿Por qué es importante? Porque el ISP está autorizado (si no obligado) a llevar un registro de su historial de navegación y a almacenarlo. En algunos países, como Estados Unidos, pueden incluso vender sus datos sin su consentimiento.
Aunque una VPN no va a impedir que las cookies se guarden en el equipo ni va a evitar que los anunciantes creen un perfil de los usuarios, se trata de una herramienta fundamental para las personas que están preocupadas por su seguridad y privacidad en línea. Tenga en cuenta que, a menudo, hay productos gratuitos que son perjudiciales: pueden permitirle esconderse de los hackers, el ISP o la vigilancia del gobierno, pero también pueden estar creando sus propios perfiles de datos o abriendo la puerta a innumerables riesgos de seguridad.
Modo de incógnito, navegación privada o ventana InPrivate: cada navegador utiliza un nombre distinto para denominarlo, pero ¿qué hace para velar por su privacidad? La respuesta breve es que no gran cosa. Lo único que hace es ocultar su actividad ante las personas que utilizan el mismo equipo, ya que impide que el historial se guarde en el disco duro.
Sus búsquedas, las páginas que visita o la información que introduce cuando inicia sesión o rellena formularios en línea no se guardan. El historial de descargas tampoco se almacena, pero los archivos se conservan en el equipo al cerrar el navegador. Como capa extra de privacidad, Firefox ofrece también protección contra el seguimiento y Opera permite usar una VPN.
Esta característica viene muy bien cuando está navegando en un equipo público (en un cibercafé o un aeropuerto), cuando está comprando regalos y no quiere que la sorpresa se descubra o cuando no quiere que su pareja vea lo que ha estado haciendo en línea.
No obstante, activar el modo de navegación privada no proporciona una privacidad completa, puesto que, a pesar de ello, el proveedor de servicios de Internet, los routers, los cortafuegos y los servidores proxy pueden rastrear su actividad. Si cree que usándolo se esconde de su jefe o del gobierno, por ejemplo, se equivoca. Recuerde que las autoridades siempre pueden solicitar el acceso a su historial en línea.
Esperamos que este artículo le haya servido para comprender cómo funcionan los navegadores y las cookies y, sobre todo, para aprender a poner fin al seguimiento en línea invasivo. ¿Por qué no empieza echando un vistazo a nuestra nueva aplicación Avast AntiTrack Premium?
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