Hace un par de semanas, llegué a casa después de ir al gimnasio y corrí de inmediato a lavarme las manos, naturalmente porque "tiempos de COVID". Procedí a continuar viendo mi celular y me di cuenta que sólo tenía el 20% de batería así que lo conecte y resulta que ¡estaba mojado el centro de carga!. Esperé minutos, que se convirtieron en horas, y no pude cargarlo más.
De inmediato, antes de apagar mi iPhone, avisé a mis dos mejores amigos y mi mamá que no tendría teléfono, por tal motivo no podría contestarles ni enviarles memes como de costumbre, necesitaba la poca reserva de batería porque no sé tener un despertador que no sea mi celular, ni siquiera me pasó por la cabeza usar mi Alexa.
Dormí temprano porque "todo me parecía aburrido" y a la mañana siguiente desperté 5 minutos antes de que sonara la alarma. No hubo insomnio, no desperté por la madrugada, no escuché los ruidos de mis vecinos de arriba y mi teléfono ya funcionaba a la perfección. Hacía tanto que no dormía como un bebé y ¡sólo apagué mi celular!
¿A qué voy con esto? En resumen, pasé de la ansiedad de no tener mi dispositivo funcionando al 100% para mí a la paz de saber que estaba apagado y así descansar sin interrupciones.
El día en que escribo este contenido en el blog, he decidido darme un respiro de mis redes sociales personales para enfocarme en el trabajo, en mi perrita y en mí. ¿Está siendo fácil? Por su puesto que no. Pero metí mi teléfono en un cajón y hasta ahora han sido 2 horas bastante productivas.
¿Se puede estar completamente desconectado? Para mí no. Mi trabajo es esto, vivo de las redes sociales y definitivamente no podría estar desconectada, sin embargo he descubierto que hay días que no necesito estar metida en Instagram (que es mi plataforma favorita) el día entero.
Yo también soy de las personas que despiertan y corren al celular: abro Instagram, veo historias y posteos, me sigo con Twitter para ver con qué TT empezamos el día, regreso a Instagram, leo y contesto WhatsApp y finalmente me voy a revisar las notificaciones de Facebook. Esto es todos los días. La rutina se repite por varias, muchas veces durante mi día.
Pero no podría no estar ahí más allá de mi trabajo. Mis redes sociales a veces también son mi respiro. ¿Cómo decirle que no a los memes, videos de perritos y las predicciones de mi horóscopo? Además, no ser parte da tanto FOMO (miedo a perderse de algo).
Pero, para ir recapitulando, todos necesitamos un respiro. Recientemente leí una imagen en Instagram que decía: descansar también es hacer algo. Sí, es completamente verdad y a veces no sabemos cuánto lo necesitamos hasta que sucede.
Entonces, ¿cómo tomarse un break del mundo digital? Spoiler: no mojes tu celular. Pero si puedes tener una serie de pasos a seguir, aquí te van mis ejemplos:
- Crear rutinas donde te apartes de todos tus dispositivos 1 hora antes de dormir.
- Date un detox apagando tu celular por unas horas.
- Dormir con el celular lejos de ti (¡mételo en un cajón!).
- Aprovecha las opciones de tu dispositivo como "No molestar" o desactiva notificaciones que no sean indispensables.
- Encuentra una actividad alterna a tomar el celular, podría ser leer un libro (físico por supuesto).
- Sé consciente de tu tiempo en pantalla y si en realidad estás haciendo un balance.
- Limpia tus redes sociales: deja de seguir cuentas, incluso personas, que no te están aportando nada o de alguna manera te provoquen ansiedad.
Al final, todos funcionamos de diferente manera, ve encontrando tus propias formas de desconectarte un poco en medida de tus posibilidades. Créeme que sentirás una gran diferencia.
Evidentemente me preocupo por mi seguridad y privacidad en línea y de los dispositivos que uso. De la misma manera debería de hacerlo con mi paz mental. A veces mis redes sociales parecen una bola de nieve de tiempo gastado que no me lleva a nada así como también han sido demasiado útiles en mi día a día.
Estoy entendiendo y reestructurando mi vida dentro de lo digital y fuera de ella y, desde mi experiencia, he de decir que se siente demasiado bien. Por eso he querido compartirlo aquí.
Sé que probablemente hoy me pierda de una gran cantidad de memes, algunas historias y un par de tendencias del día. Pero también tengo pendientes de mi trabajo, de mi vida personal y un libro de 580 páginas esperando por ser leído.